El amor no duele, lo que duele son las expectativas puestas en el otro y que no se han cumplido. Lo que duele es la desilusión, la confusión y el no entender las cosas. Pero el amor NO duele.
Seguro que conoces a alguien que está en una relación tóxica, incluso esa persona podrías ser tú en algún momento de tu vida, y desde fuera se ve tan claro, que no entiendes cómo no puede deshacerse de esa situación.
Para entender el posible sufrimiento en una relación, hay que saber que los científicos caracterizan al amor como una droga real, algo que seguramente no nos sorprende. Cuando te ilusionas con una persona, tu cuerpo empieza a liberar dopamina, serotonina y oxitocina: sustancias relacionadas con el amor, el apego y el placer. Por ello, te sientes excitad0/a y lleno/a de energía cuando te enamoras de alguien. Lo que suele ocurrir, es que tu cerebro empieza a entrar en un estado de “habituación” y esos niveles de dopamina, serotonina y oxitocina empiezan a disminuir según pasa el tiempo. Esto podría relacionarse con la famosa frase “Ya no siento lo mismo”, pero lo que ocurre realmente es que el cerebro necesita tiempo para recuperar la estabilidad y volver así a los niveles normales de flujo químico.
Cuando pasas ese tiempo de espera y reposo, puede que la persona que estás conociendo y tú sintáis que no vais al mismo ritmo, y es ahí cuando aparecen las situaciones peligrosas: quieres que esa persona cumpla con tus expectativas, observas que no las cumple y te frustras. Aquello de “los polos opuestos se atraen” no es cierto en cuanto al amor: solemos compenetrarnos mejor con aquellas personas que tiene un mismo estilo de vida que nosotros, ya que a la larga puede llevarnos a esa relación dañina.
Es importante saber distinguir entre el amor y el enamoramiento: el amor se relaciona con nuestros valores y creencias; el enamoramiento es una serie de reacciones químicas producidas en nuestro cerebro que nos hace idealizar a la otra persona. Si tienes esto claro, puede que tengas medio camino hecho para encontrar a esa persona y mantenerla en el tiempo.
Por tanto, el amor no duele, o no debería doler, si tienes claro cómo debe ser esa persona para que te sientas cómodo/a y feliz. Llegar a ese punto de conocimiento de uno mismo es muy difícil, por ello es importante que vayas observando en los demás aquello que te puede gustar y lo que no te va a hacer estar a gusto para, así en futuras relaciones, saber cómo actuar.